Lo primero es preparar los ingredientes. Las nueces he puesto enteras porque el sabor de la nuez no tiene nada que ver con las que vienen ya peladas. Así que con paciencia pelamos todas las nueces. Fijaros que el peso que os he puesto es de nueces enteras, sin pelar.

Cogemos una bandeja de cristal que podamos meter al horno y echamos el caramelo líquido. La cantidad que he puesto es una botella de las que venden en el super.

Después vamos cortando las rebanadas de pan de molde. Primero quitamos todos los bordes tostados y luego hacemos un corte por la mitad. Se puede utilizar pan sin bordes que ya venden, pero a mi me gusta más el de siempre. Al principio cortad unos cuantos, unas 25 rebanadas e id cortando más conforme nos hagan falta.

El montaje es sencillo. Con la base de caramelo bien extendida en el fondo de la bandeja, vamos colocando las mitades de pan hasta hacer una cama encima del caramelo. Hay que cubrir todo de pan sin que queden huecos. Encima de esta cama echamos nueces y pasas por todo, sin abusar pero siendo generosos (ver foto).

Volvemos a poner otra capa de pan y otra de nueces y pasas, para terminar con una de pan. Es decir, en total son tres capas de pan y dos de nueces y pasas. No os he comentado antes pero se utilizan pasas sultanas que son las que no tienen hueso. Son más agradables de comer.

Antes de seguir, preparamos el horno a 200º con una bandeja con agua donde pondremos a baño María el pastel. Dejamos que vaya calentando.

Con la bandeja preparada, en un bol aparte ponemos los 4 huevos, la lata de leche condensada y una medida de esa lata de leche. Con la batidora, batimos todo muy bien. Esta es la mezcla que dará consistencia al pastel.

Echamos la mezcla por encima del pan, repartiendo por todo para que empape bien. Con las manos limpias podemos presionar el pan con la palma de la mano para que todo el pan de las capas inferiores también se empape. Hay que conseguir que se moje todo.

En este momento nuestro horno ya estará caliente y el agua de la bandeja puede que hasta hirviendo. Abrimos con cuidado el horno y colocamos el recipiente de cristal con el pastel sobre la bandeja de agua. Cerramos y en 30 minutos lo tendremos listo. Se verá hecho porque la capa superior de pan se dorará.

Pasado este tiempo, sacamos el pastel y lo dejamos enfriar. Este pastel se come frío y es mejor de un día para otro. Tenedlo en cuenta para que os de tiempo. Para servirlo separamos con un cuchillo los bordes y le damos la vuelta al recipiente.

¡Está riquísimo!

Esta receta la encontré en un diario. Decía que es típica de la montaña vasca, de pastores. De echo, se hacía con migas de pan.

Todos los años por Navidad la preparo para la familia.