En un bol que tendremos al baño maría, añadimos el chocolate en trozos y la mantequilla. Mezclar. Incorporamos el azúcar y mezclamos bien. Cuando se nos haya disuelto el azúcar añadimos el cacao, las almendras en daditos (ya se compran así para mayor comodidad), y el coco rallado. Mezclamos bien y partimos las galletas en trozos con las manos (yo las cojo de 4 en 4 y las troceo) porque nos interesa que queden trozos y no polvo de galletas, ojo. Añadimos las galletas y con cuidado removemos hasta embadurnarlas bien. Cuando ya tengamos una mezcla uniforme la retiramos del fuego y del agua para dejarla enfriar un poco. Hay que esperar que el chocolate empiece a querer espesarse.

Llegado ese momento necesitaremos una fuente grande con papel de horno para que no se nos peguen y una cuchara de sacar bolas de helado.

Con cuidado metemos la cuchara en la mezcla para que se llene bien y la volcamos sobre el papel, con lo que nos queda una bola. Así con toda la masa. Es importante que no se toquen entre sí al colocarlas en la fuente.

Cuando estén todas, podemos meterlas en la nevera y sacarlas un ratito antes de comer para que estén plenas de sabor.

Como el coco no le gusta a todo el mundo, pues se hacen sin coco y también quedan ricas o si nos pierden las nueces, pues cambiamos almendras por nueces. Pero si les da igual, no dejen de ponerle coco.

Para el chocolate a mí me gusta mezclar el de repostería de Nestlé con un Lindt de repostería 70% cacao porque me gusta el toque amargo.

El origen de esta receta tengo que decir que fue una tarta inglesa de capas que la segunda salió mal, así que me quedé con estos ingredientes y se me ocurrió hacer esto.