Necesitamos cortar los solomillos longitudinalmente y luego a la mitad, para obtener de cada solomillo 4 piezas más finas. Una vez tenemos estos trozos, los limpiamos del posible exceso de grasa que puedan traer. Preparamos el hojaldre (yo lo compro de Mercadona y queda muy bien), extendiéndolo y estirándolo un poco con ayuda de un rodillo y un pelín de harina, ojo muy poquito porque ya viene fino y luego se nos rompe. Cortamos una tira de un dedo de ancho del hojaldre para decorar y el trozo restante lo cortamos en 4 mediante dos cortes en cruz.

Tomamos un trozo de solomillo y los untamos de paté (finas hierbas o a la pimienta, eso al gusto); no hace falta cubrirlos completamente porque quedan muy pesados. Lo ponemos en un trozo de hojaldre y lo cerramos bien. Es importante que no se rompa y que se cierren. Decoramos con alguna tira fina o con bolitas, lazos... a la imaginación y la cantidad de hojaldre que tengamos. Si nos sobra mucho hojaldre por los lados podemos cortarle un poco, porque hay que tener en cuenta que la carne mengua, con lo que siempre nos va a quedar hojaldre sin carne por los extremos una vez hechos.

Preparamos los ocho trozos, batiremos un huevo y lo untaremos con una brocha por encima sobre papel de horno. Con el horno caliente, en una bandeja a media altura con calor arriba y abajo durante unos 20 ó 25 minutos a 190º, aproximado, porque dependerá del color que tengan.

Pasado ese tiempo, si ya están dorados los sacamos y retiramos de la bandeja del horno.

Esta es una receta muy sencilla, queda muy rica y nos permite quedar muy bien con poco trabajo.

Un acompañamiento sencillo y rico: unos pimientos italianos o un pimiento asado, pero ojo que el asado tarda mucho más que la carne, para que calculen los tiempos.

Opción para los que no lo quieran con carne, es preparar unos champiñones, setas, pimientos y alguna verdura que os apetezca, salteándola y luego metiéndola en el hojaldre.