Primero pica bien picadita la cebolla. En una sartén ponemos la mantequilla y el aceite de oliva y pochamos la cebolla. Una vez la tengamos lista agregamos la harina y la freimos bien con la cebolla. Es el momento de añadir el caldo que te haya sobrado del asado del pollo, remueve muy bien para que no quede ni un grumo, una vez hayas ligado bien la salsa con la harina, ve echando poco a poco la leche y haz lo mismo que con la salsa, ligándolo bien todo para hacer una bechamel bien rica. Una vez la tengas lista salpimenta y añade una pizca de núez moscada. Por último añade el pollo bien picadito y deja reposar en una fuente plana para poder luego trabajar con la masa.

Ya tenemos la masa de lo que van a ser las croquetas. Una vez esté fria la masa, comenzamos a hacer las croquetas. Con ayuda de una cuchara ve cogiendo un poco de masa, del tamaño de una nuez y pásala por pan rallado y haz la forma de la croqueta, hazlo con toda la masa y crea tantas croquetas como quieras, del tamaño que quieras. Una vez las tengas listas pásalas por huevo y de nuevo por pan rallado. Ya tenemos las croquetas hechas. Ahora sólo nos queda guardar las que no vayas a comer y ponerte morado...

A mi las croquetas me vuelven loco, o mejor dicho, la bechamel con cualquier condimento. Siempre puedes hacerlas de los restos de un buen cocido, de ternera, de costillas... de todo lo que se te ocurra... a mi siempre me gustan frias, pero hay quien las prefiere calientes... así que nada... a disfrutarlas