Antes de empezar a cocinar, os recomiendo preparar los moldes. Utilizaremos unos moldes que parecen papel de alumínio doblado. Son fáciles de encontrar en cualquier tienda "multitodo" ;)

Engrasamos los moldes con mantequilla y un poco de harina, debe quedar bien esparcida por todo.

Fundimos la cobertura junto con la mantequilla en un cacillo, haciéndolo a poca potencia y removiéndolo para que no se queme. También podemos hacerlo en el microondas a muy poca potencia y removiendo cada pocos segundos.

Por otro lado en un recipiente más grande batimos los huevos y mezclaremos con el azúcar (blanquearlos). Una vez listo, vamos vertiendo la mezcla de chocolate cuidadosamente, ayudándonos de una espátula o lengua.

Para terminar, añadimos la harina tamizada (pasando la harina por un colador para que coja aire). Es importante que al mezclar la harina lo hagamos sin batir la masa, hay que ir envolviéndola con la espátula para no perder la esponjosidad.

Ponemos la mezcla en una manga pastelera y rellenamos los moldes hasta media altura más o menos.

Calentamos el horno a 180º y sólo cuando esté a esa temperatura, metemos el coulant 11min exactos. Este tiempo puede variar dependiendo de vuestro horno.

Pasados estos minutos, sacad un coulant y desmoldarlo pasando un cuchillo por el borde y volcándolo a la mano directamente. Si al volcarlo para colocarlo en un plato se rompe, es que necesitan un poco más de horno.

Lo curioso de esta receta es conseguir que el coulant quede firme por la parte exterior pero su corazón se quede líquido, y al coger con la cuchara salga todo el chocolate.

Si nos pasamos de tiempo, obtendremos magdalenas de chocolate que estarán igual de ricas :)

Esta receta la aprendí en un curso de cocina y es el éxito asegurado para una merienda o postre. Hay que tener en cuenta que es una bomba de chocolate, por lo que si lo ponéis de postre, la cena tiene que ser muy ligera.

Os recomiendo tener los coulant preparados y cuando vayáis a servir el segundo plato, pongáis a calentar el horno. De esta forma, justo para el postre podéis meterlos 11 minutos al horno y dais un respiro a los comensales.

Es importante comerlo caliente, a ser posible acompañado de un corte de helado de nata o vainilla. El contraste entre frío y calor es alucinante.

Otra idea es acompañarlo con un caramelo muy líquido de frutas cítricas. Poner a reducir zumos de naranja, pomelo y un poco de limón con bien de azúcar. ¡Riquísimo!