Preparación: Se cogen los dátiles y se meten en un bol en remojo con agua templada, unos 15 minutos. Mientras en un bol añadiremos la harina de espelta y la de algarroba.

Añadiremos la levadura en polvo, el bicarbonato, la canela, removeremos bien con una varilla de mano y reservar.

En otro bol verter los huevos, el aceite de oliva y batir muy bien.

Añadir los dátiles deshuesados y batir con la batidora (también se pueden echar cortados a trocitos pequeños). Unir las dos mezclas.

Añadir la leche vegetal y remover bien hasta quedar una masa homogénea, por último añadir las nueves y mezclarlas en la masa.

Engrasar un molde alargado con aceite de oliva y enharinarlo.

Precalentar el horno a 180º, verter la masa y cocinarlo unos 20-25 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo, éste salga limpio.

Dejarlo enfriar unos minutos, desmoldar y dejar enfriar del todo.

Cortar y servir ¡buen provecho!

Un bizcocho ideal para los más pequeños y personas que no pueden o no quieren abusar del azúcar, ya que no contiene. Su dulzor la adquiere por la algarroba, la leche vegetal y los dátiles, ya que estos alimentos en su naturaleza son dulces. Yo he añadido más dátiles de los que viene en la receta original, porque a nosotros nos gusta un pelín más dulce.

También he batido los dátiles porque a mis hijos no les gustan y así les da sabor y el dulzor, pero no la textura de los dátiles cocidos, pero la receta original es con los dátiles cortados a trocitos.

Esta receta es de Ernest Sobirana.