Tiempo: 30'
Dificultad: fácil
4 personas
Estilo: vasca
Evidentemente se recomienda buscar el pescado fresco. Pero a falta de ello, podemos comprarlo salado. O al punto de sal.
Si es salado, debemos dejarlo desalar por lo menos un día de remojo en tres cambios de agua.
Si es al punto de sal, se lava y se puede comenzar a usar.
Pelamos y cortamos los ajos en láminas. Recuérdese de limpiar el brote interior. La guindilla la lavamos y la secamos.
En un recipiente de barro ponemos el aceite. Debe quedar abundante. Calentamos los ajos, siempre procurando que no se quemen. Retiramos del fuego cuando estén doraditas y reservamos en un recipiente aparte. Hacemos lo mismo con las guindillas.
Preparamos la pasta según nos indica el envase.
Volvemos a poner en el caldero, pero sin que esté en el fuego.
En el aceite de la fritura anterior ponemos los lomos del pescado ya cortados en la cantidad de comensales que van a disfrutarlo.
Con el aceite bien caliente ponemos el bacalao por la parte que no tiene la piel primero. Y a los cuatro minutos damos la vuelta dando el mismo tiempo.
Sacamos el pescado y reservamos.
Dejamos que se atempere un poco el aceite con la gelatina que ha soltado el pescado.
Separamos en un vaso la mayor parte del aceite.
En la misma sartén, comenzamos a remover con un tenedor ese poco de aceite y la gelatina. Así tres veces. Hasta que hayamos añadido todo el aceite.
En la última añadidura removeremos con un colador metálico.
Ponemos la pasta al fuego con la mantequilla. Daremos un minuto aproximadamente de calor removiendo constantemente.
En recipientes de barro individuales, montamos el plato poniendo un poco de salsa debajo, el lomo, el ajo y la guindilla sobre éste y alrededor la pasta.
Tiempo: 15'
Dificultad: fácil
Personas: 4 pers
Estilo: vasca
Tiempo: 15'
Dificultad: media
Personas: 1 pers
Estilo: fusión
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