En primer lugar hay que cocer patatas grandes como para cubrir con lonchas de 1 cm la fuente en la que vamos a preparar el pescado. Con un par de patatas grandes será suficiente.Dejarlas cociendo unos 20 minutos (que el agua no borbotee mucho para que se puedan trabajar mejor) o hasta que se vea que están cocidas.

A la vez, se pueden ir cortando en gajos finos las cebolletas (esas que se venden en manojos de 3 en 3) y echarlas en una sartén con un poco de aceite de oliva a fuego suave. Hay que pocharlas, removiéndolas de vez en cuando, 30 minutos como mínimo, hasta que estén bien blanditas.

Una vez que la cebolla está muy, muy pochada, se añade una cucharada de pimentón y se revuelve bien durante minuto y medio más o menos (hasta que todo coja color) y se retira del fuego.

Se cubre el fondo de la fuente con papel de hornear y se extiende la cebolla con el pimentón en el fondo. A continuación se pelan las patatas (una vez que se han enfriado un poco), se cortan en lonchas de 1 cm de grosor y se pone otro piso encima de la cebolla de esas lonchas.

Finalmente, se salpimenta la merluza (cortada a lomos, sin espinas) y se coloca encima, con la piel hacia abajo.

Se mete al horno precalentado a 180º y se deja 10 minutos.

Pasado ese tiempo se saca y se prepara un sofrito de ajos cortados en láminas en aceite de oliva a fuego fuerte. Cuando estén un pelín tostados, se echa un chorro de vinagre encima y se deja unos segundos hirviendo (ojo, salta lo suyo), se vierte encima de la merluza y... a la mesa.

En realidad es una caldeirada de merluza sin agua ni puchero...

Se puede dejar preparado lo que hay que meter en el horno y ponerse a comer (o cenar) tranquilamente. Ya que, una vez calentado el horno, en 10 minutos se prepara el plato, mientras los comensales dan cuenta del final de los entrantes o del primer plato.