Antes de nada hay que empezar limpiando las navajas para quitarles la arena. Para ello se pone en un puchero agua fría con sal y se meten las navajas poniéndolas verticalmente. Se dejan unos minutos y se retiran. Se repite este paso 2 ó 3 veces, según veamos si siguen soltando arena o no.

Mientras se escurren, se pelan los dientes de ajo y se pican en trozos pequeñitos. Se pican las hojitas del perejil también muy finas y se ponen las dos cosas en un mortero junto a un chorrito pequeño de aceite de oliva. Se machaca bien con el majador para que se mezcle todo bien. Cuando ya está bien machacado se va echando aceite de oliva poco a poco mientras se revuelve la mezcla y se le echa un poco de sal. Cuando esté listo tendremos una cantidad aproximada como de un tazón de aliño. Si no tienes majador puedes utilizar también la batidora.

Una vez preparado el aliño ya se puede empezar a preparar las navajas. Conviene hacerlas justo antes de empezar a comer para que no se queden frías.

En una plancha se echa sal gorda repartiéndola por la superficie y un poco de aceite de oliva por encima. Se pone a fuego fuerte y se ponen unas navajas encima. Enseguida veremos como las navajas comienzan a abrirse. En ese momento las ponemos boca abajo para que se hagan y las dejamos 1-2 minutos hasta que cojan un tono blanquecino y pierdan el transparente.

Se retiran de la plancha y se ponen en una bandeja, repitiendo la misma operación para cada tanda hasta que hayamos hecho todas las navajas.

Con una cuchara se echa el aliño sobre las navajas repartiéndolo bien por todas y ya están listas para servir y disfrutarlas.