Se comienza cortando los sobaos en lonchas finas de medio centímetro y se tapa con ellas la base del molde donde haremos la tarta. Hay que tapar todos los huecos que queden cortando trozos más pequeños y presionando con los dedos para que quede la base homogénea.

A continuación se ponen 6 hojas de gelatina a remojo en agua fría y se pone a calentar un cazo con el agua y la leche. Cuando esté caliente se echan los sobres de nescafé y se mezcla bien. Una vez la gelatina esté blanda se escurre y se echa al cazo revolviendo bien para que se mezcle. Se quita del fuego y se deja templar.

Se pone en un bol el azúcar y la nata y se bate con la ayuda de una varilla hasta montar la nata. Para que se monte más fácil la nata tiene que estar bien fría y es recomendable también haber metido el bol y la varilla en el congelador un rato. Si utilizas una batidora automática ten cuidado de no pasarte.

Cuando se haya templado el café se vierte lentamente el café sobre la nata removiéndolo con cuidado para que se mezcle bien. Para que la nata no se licúe el café no debe estar caliente y hay que mezclarlo con cuidado. A continuación se pone la mezcla sobre el molde con los sobaos y se mete al frigorífico.

Para hacer la capa superior de mermelada pondremos de nuevo a remojar las 3 hojas restantes de gelatina. En un cazo se pone a calentar medio baso de agua y la mermelada, removiendo bien para que no queden grumos. Cuando la gelatina esté blanda se escurre y se echa a la mermelada.

Cuando la mermelada esté templada se vierte en el molde y se cubre con ella la tarta. Se vuelve a meter al frigorífico y se deja reposar unas horas.

Esta receta está inspirada en la tarta de moka que hacía mi padre en la pastelería y la mousse de queso de Txentxo (www.kukers.com/receta/26/tarta-de-queso-con-arandanos-mousse ).