Cortar el jamón serrano en trocitos muy pequeños y freir. Reservar.

Poner toda la harina en un cazo y echar leche poco a poco para ir disolviéndola.

Poner otro cazo al fuego, con un poco de leche y la mantequilla. Añadir el jamón y el starlux mientras se disuelve.

Cuando empiece a hervir, añadir el otro cazo de la harina disuelta en leche y remover continuamente para que no se pegue.

Seguir añadiendo leche poco a poco hasta completar el litro. Seguir removiendo en el fuego hasta que quede muy muy espeso.

Batir dos huevos, añadir los quesitos y deshacerlos con un tenedor en el propio huevo. Añadirlos al resto de la masa cuando esté muy espesa.

Terminar el litro de leche, si quedaba algo todavía.

Añadir el queso rallado y seguir revolviendo (en el fuego, todavía). Tiene que quedar muy espesa. A estas alturas, nos dolerá ya el brazo de tanto darle vueltas a la masa.

Echar la mezcla en una fuente plana y dejar enfriar antes de dar forma a las croquetas.

Cuando la masa esté fría, darle forma con un tenedor y pasarla por pan rallado, huevo batido, y pan rallado otra vez.

Freir en abundante aceite y ¡a comer!

Chati es mi abuela y, la receta, suya. Ella hace las croquetas "a ojo", así que las cantidades son aproximadas, pero salen unas 50 o así.

Para que la masa quede compacta y no se deshaga al darle forma, tiene que quedar espesísisisisisima, que cueste mucho revolverla en el cazo. Al final, te tiene que doler el brazo. Para que os hagáis una idea, la Chati a veces se sube en una banqueta para revolver mejor.

Si sobran croquetas, se pueden congelar para freir en otro momento. Quedan igual de ricas.